Triciclo

Llevaba varias intentonas para conocer este restaurante y nunca había mesa. Siempre esta lleno. Para esta ocasión reserve con 20 días de antelación, he hice bien. Cene el pasado martes y estaba hasta la bandera. Gente joven en su mayoría de 20 a 35 años  que daban un ambiente jovial y alternativo. Un poco alternativo también es la decoración, muy sencilla con algún toque retro, pero muy acogedor y agradable. 

El local se mantiene informal y dinámico  con mesas distribuidas por diferentes rincones a lo largo del restaurante. Mesas sin mantel y con servilletas de papel pero un servicio muy ágil y atento.

Una carta equilibrada y diferente donde puedes tomar cosas que no estas acostumbrado a ver en otros restaurantes. La carta de vino un poco corta aunque bien elegidos.

La carta  del triciclo la van cambiando cada temporada, de todas formas en el comedor te da una amplia sugerencias fuera de carta a la cual mas apetitosa.

Pedimos un par de ostras al natural para tomar como aperitivo con la cerveza tomamos. Tiene la opción de pedir, en alguno de los platos, tres tamaños diferentes: tapa, 1/2 ración o ración. Pedimos todo para compartir, eramos dos.

Canelón de rabo de toro; dos pequeños canelones con pasta fina, envuelta en una sabrosa y ligera salsa. Imperaba el sabor y la textura de la carne de toro. Un manjar.

Pasamos a las mollejas crujientes y en su punto, me sorprendió la ensalada con mezcla de anisados y cítricos. Mezcla inteligente y atrevida.

Las setas de temporada junto a una yema cruda, o casi cruda, que al romperla se entremezclaba con el guiso de las setas dando una potencia y elegancia al plato espectaculares.

Quizá lo menos bueno de la noche fue la perdiz, y eso que es un plato para lucirse. La realizó a la brasa, no se si es la mejor elección. Las patas estaban algo crudas y la pechuga seca. Una pena.

Para concluir un arroz con leche con azúcar quemado al estilo asturiano. Muy bueno

Comida elaborada con gusto y conciencia.  Lugar a seguir de cerca.