domingo, 16 de febrero de 2014

Mesa reservada

la última novela que ha caído en mis manos ha sido Mesa Reservada de Vis Molina.  La novela nos cuenta tres historias que se entremezclan, con la vida de un restaurante, inventado, el Apium, de tres estrellas michelín. 

Las pequeñas vidas de cada uno de los personajes carecen de ritmo e interés, siendo en alguno de los casos superficiales y vanales: la somelier del restaurante, un nieto ilegitimo del Príncipe Pierre de Polignac y una mujer que descubre que fue un niña robada. No llega a resolver de forma ingeniosa ninguna de las tramas, quedándose a medio camino.

El punto fuerte de la novela es la documentación y  la descriptiva, donde se nota  a la escritora más cómoda. Para asesorarse sobre el mundo de los restaurantes ha contado con el equipo del Can Roca y con el propio Ferrán Adriá. En uno de los capítulos del libro traslada al Apium la visita que realizó el equipo del restaurante Mibu de Tokio al Bulli. 

Mucha documentación y poca imaginación. Está captado muy bien todo lo visual de la vida dentro de un restaurante  y su funcionamiento pero no traslada nada de amor por la gastronomía.También chirrían los diálogos; torpes y previsibles.Vis Molina es una escritora que ha realizado un para de Biografías y otros títulos de no ficción. 

Esta novela parece una  de encargo para aprovechar el tirón actual del mundo de la gastronomía y no una novela que salga de las entrañas del autor.Una nueva decepción

miércoles, 12 de febrero de 2014

Lisboa

Por desgracia he tardado mucho tiempo en conocer Lisboa.

Ciudad invadida por la Luz, aunque llueva. Llena de rincones, callejas, avenidas,  de otro tiempo, de otro ritmo. Adornada por el desorden y lo caótico, donde cada edificio es personal, con sus clásicos azulejos como identidad. Manejable con sus cuestas, con su tranvías y funiculares como medio de transporte. Personalidad, clasicismo, humanidad, historia... Una ciudad para no perderse y perderse.
Elevador de Santa Justa

Fue un solo fin de semana, pero fue tiempo suficiente para disfrutar. No hice grandes visitas, a grandes monumentos y museos, únicamente me deje caer por sus calles, dejando que me empapase la lluvia y la belleza. La ciudad nos recibió con un persistente chirmiri , nuestro hotel se encontraba en el propio centro, hotel TEATRO  ,frente al Teatro Trinidade, en el Barrio Alto.  Un buen lugar para poder moverse por toda la ciudad a pie. Desde allí  comenzamos a andar, pasamos por la calle Garret, zona de compras y encuentro con varios cafés y zona para dejarse ver los fines de semana. Dejando atrás, el elevador de Santa Justa, construido en 1902 por Raúl Mesnier du Ponsard, que une la parte baja con la alta de lisboa. Nos encauzamos hacia la Rua Augusta que nos entrega a la famosa plaza del comercio, donde encontramos unos soportales con locales donde poder cenar o tomar una cerveza. En esta plaza ha permanecido, bajo sus portalones, el restaurante Marthino da Arcada desde 1782. En toda la ciudad se mantiene constante la figura del escritor Fernando Pessoa, es fácil encontrar esculturas, retratos o placas en su memoria. En este restaurante se mantiene una mesa vacía, la que Pessoa solía ocupar, murió en 1935. En la barra del restaurante también hay un bello dibujo sobre el azulejo blanco. Lugar con encanto donde nos tomamos un café.
dibujo de Pessoa en el Marthino da Arcada
La Plaza del comercio se abre al rió Tajo, imponente en su desembocadura. Un pequeño paseo le acompaña. No es muy bonito. Es curioso que Lisboa no este especialmente volcado al río . Es más bien, una ciudad que le da la  espalda.
Cerca de la plaza del comercio en la Rua António Pires 38 se encuentra Mercearía Tosca, un pequeño rincón acojedor, con muy buena música donde puedes tomar una cerveza o un vino por copas con unas tostas muy originales. Tosta de Albahaca, con tomate seco y queso parmesano, buenisimo y sencillisimo; una rebanada de pan, una hoja grande de albahaca, ponemos unos trozos picados de tomate seco en aceite y lo cubrimos con queso rallado. .Todas las tostas son frías a base de enlatados de sardinas, atún... muy tradicionales allí. Pasamos un rato agradable.
mercearía Tosca





Después nos de un accidentado paseo por cuestas imposibles, cuidado con el calzado si llueve pues el empedrado resbala, visitamos La cervecería más antigua de Portugal la Cervejaría Trinidade. De corte tradicional y bastante turístico para mi gusto , puedes tomarte una cerveza en la barra o entrar en el clásico restaurante de bonitas arcadas. Nosotros optamos por tomarnos una caña. Esperaba algo distinto de este local.














Para cenar escojimos un restaurante que se encuentra en frente  de esta cervecería: El Faz Gostos , restaurante recomendado por nuestro Hotel, de amplio y acojedor comedor. Mezclando toques minimalistas en blanco con recuerdos más personales como los azulejos y techos abovedados. Invitaba a pasar una agradable velada, y así fue aunque la comida no estuviese a la altura de las espectativas. el servicio fue muy correcto y atento. Con un buen servicio del vino que en esta ocasión  fue un Ramos Pinto . Un poco cálido para mi gusto. Comenzamos la cena con unas huevas de Sardina, que era unas típicas huevas de pescado en aceite, en conserva. Buenas aunque un plato muy básico y una ración demasiado grande para el tipo de producto. Después,  pedí filetes de pulpo con arroz de cilantro. Me presentaron unas patas de pulpo cortadas a lo largo, empanadas y acompañado con un arroz, en su punto, con cilantro. No encontré la conexión del pulpo con el arroz y el pulpo estaba enmascarado totalmente con el sabor de la fritura. Aunque debo decir que no era mala la fritura. El postre me gusto, Torta de Laranja Algarvia, bizcocho húmedo con un intenso sabor a naranja ácida. Muy rico. Para terminar pedimos dos copas de vino de oporto que nos cobraron a 10 euros cada una. Al final pagamos 112 € dos personas. Relativamente ajustado para lo que tomamos.

Después  de cenar nos acercamos hasta el  parque de Sao Pedro de Alcantará  donde hay un kiosko donde se puede tomar una copa tranquilo y hay unas bonitas vistas de la ciudad. Mejor venir a la hora del aperitivo por la mañana. Acabamos la noche en un local del Barrio alto donde estuvimos escuchando Jazz en directo, lo siento pero no me quede con el nombre.

Al día siguiente nos dedicamos a conocer  más a fondo la ciudad. subimos hasta el castillo se San Jorge. Visita Obligada, Es una antigua fortaleza desde donde se tiene unas vistas panorámicas de todo Lisboa. La entrada vale 6 € pero creo que merece la pena, es espectacular.

bonito mural subiendo al Castelo de sao Jorge





calle de Lisboa desde la entrada del Castelo
Después de la visita al Castillo bajamos por la zona de Alfama. Lugar muy deprimido pero de gran fama debido a que es el lugar donde se encuentran los locales donde se puede escuchar Fado en directo. Son calles empinadas y estrechas. Únicamente recomendable si vas ha cenar a alguno de los restaurantes donde se escucha Fado. Es un lugar distinto pero sin mucho encanto para mi.

Vista desde bajada desde el mirador de Santa lucia, hacia alfama
Rua do Limoeiro
Callejeando de vuelta al hotel encontramos una vinoteca GN CELLAR en la Rua dos Fanqueiros, 73 donde te daban la posibilidad de tomar vinos por copas espedidos por una máquina, como puede tener la vinia en Madrid. Al verlo me embrutecí para probar un Barca Vella del 84. Es un vino de referencia allí ,pero quería probar como había evolucionado en tantos años. Pagué 12 Euros por una pequeña muestra, que  había tenido momentos mejores. El vino ya se encontraba de capa caída, aunque no malo. Me equivoque, no mereció la pena.



Para la cena paramos en restaurante de pescado que habíamos visto cerca del Hotel, Aqui há Peixe. Estaba lleno el sábado por la noche, buena señal. 

Nos dieron una mesa en la zona de la barra , un comedor cómodo, bien decorado con motivos marinos con un toque informal. En la carta del restaurante ofrecían Anchoas de Cantabria (de Cantabria a Lisboa). La metre nos atendió en español, dando expoliciones de algunos de los nombres de los pescados, que tanto cambian de unas zonas a otras. Tomamos una entrada de unos mejillones a la sartén, una buena ración de mejillones pequeños y sabrosos. Seguimos con Pargo, que estaba en su punto de cocción, ni muy hecho ni crudo, acompañado de unas ricas verduras aldentes. Acabamos con un rape laminado que estaba con una textura espectacular. Quiza al laminarlo permite hacerlo muy poco sin que se vuelva gomoso, como pasa con otras preparaciones de este pez. Muy buenas las dos preparaciones. De postre tomamos Una Mousse de Maracuyá con un potente sabor y acidez, perfecto para rematar la cena. De vino pedimos un Quinta dos Carvalhais tinto. Correcto de lo mejor que probamos el fin de semana.





Fin de semana perfecto  y otra ciudad que me va a obligar a volver, ya son tantas.