Ciudad con encanto sembrado de canales y puentes que te pueden hacer perder el norte. Pequeñas casas que guardan el encanto del paso de los años. Calles de bullicio y desorden curiosamente ordenado. Te cruzas con el tranvía, la bicicleta y el taxi, mientras el autobús esta esperando. Todo rueda a la perfección. Ni un claxon ni una voz. Todo discurre sin pausa. Las calles siempre llenas de gente, del coffe shop al pub y del pub a otro sitio. La luz tenue, como esquiva pero rotunda, se refleja en los canales dando unas pinceladas diferentes a cualquier otro lugar.
Fin de semana ajetreado en la capital de Hollanda, queríamos conocer la comida local fuera de la normalizada globalización y buscamos un restaurante situado en el centro para poder una vuelta por los canales. Los restaurantes de Amsterdam son bastante caros para la calidad que sirven eso te hace tener que estudiar con anterioridad todas las opciones. El restaurante elegido fue D´Vijff Vlieghen, ( cinco moscas) pedimos mesa para cenar a las 9 de la noche, allí se adelanta bastante el horario de las cenas. El sitio merece una visita, pertenece al grupo español de hoteles NH, con un encanto especial que dispone en una sucesión de pequeños comedores recargados de antigüedades con mucha madera y piedra hacen de la visita una experiencia única, transportándote a otros tiempos de una ciudad apasionante.
Nos decantamos por el menú del chef, un menú compuesto por una entrada, un pescado, una carne y postre. El Precio ajustado a 55 €, aunque como suele pasar en este tipo de establecimientos la sorpresa siempre viene en el vino. Carta un pelín corta, con no muy buenas referencias y todas a unos precios absurdos. Nos decantamos por un Gigondas que nos cobraron a 59 € cuando su precio en una tienda no pasa de 15€. Nunca estaré a gusto donde te cobrán 59€ por un vino de 15€, no se , soy un hombre de principios.
Al servicio le costó arrancar pero una vez servido el primer entrante fue algo mas fluido. El trato perfecto, en Amsterdam puedes hablar en Ingles sin problemas todo el mundo lo habla.
Para comenzar tomamos un poco de foie con unas rebanadas de diferentes panes. Estaba correcto aunque quizá esperas algo de diferencia en este tipo de lugares " tradicionales".
El pescado era Halibut a la brasa, si ese pescado que aquí en España únicamente se usa para dar a comer a los niños por que no tiene espinas y no sabe a nada. Pues ese pescado. La cocción era buena con una pequeña costra de la brasa en el exterior y jugoso en el interior. El pescado de cierto sabor "metálico" cogía el sabor de la salsa de patata. Un plato bien elaborado pero sin ningún contraste de sabores.
Para la carne nos sirvieron Ciervo. Carne en su punto de cocción pero plano en sabores. Las guarniciones no portaban nada. Unicamente correcto.
Lo mejor de la cena fue el postre, Tartaleta de chocolate con texturas de fruta de la pasión, helado de macaroon y crujiente de miel. Una mezcla de helados con diferentes texturas y sabores , chocolate y miel. Este si era un plato de nivel.
En resumen; el D´Vijff Vlieghen un restaurante de un encanto descomunal a cuanto a sala y decoración. En el plato cocina correcta sin complicaciones ni sorpresas. Quizá este bastante normalizada por la influencia de ser un restaurante de Hotel. No encuentras fallos pero no engancha ( salvando únicamente el postre que era muy bueno). La cena nos salió a 90€ por persona, un poco alto para lo que tomamos, el vino muy caro, pero viendo otros restaurantes de la zona quizá no sea no sea tan alto.
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