domingo, 10 de octubre de 2010

RAMON FREIXA MADRID


El pasado 3 de Septiembre pase por el restaurante madrileño de Ramón Freixa. Después de apenas un año desde su apertura en la capital, me pareció un buen momento para conocerlo.

Reserve por mail debido a que se encontraban de vacaciones, abriendo de nuevo sus puertas el día 1 de septiembre. Tenía dudas de que vestimenta llevar, pues el aspecto de la sala en su página web daba a entender un sitio elegante y recatado www.ramonfreixamadrid.com. No me gusta que me pongan una chaqueta para poder ir a cenar un fin de semana, me parece muy, muy cutre. Aquí no sucede esto. Nos recibió Ramón vestido con unas deportivas intentando dar un toque desenfadado dentro de esa gran sala. Nos acomodaron en una amplia mesa para dos personas. En la carta, de gran variedad, se dejan ver sus raíces con gran cantidad de platos mediterráneos , un mar y montaña: ensalada de melocotón al aceite de argán sobre una tostada: ajos negros y pluma ibérica; capuccino de carabinero; daikón al campari. 39 €, y otros claramente catalanes  como la butifarra de tórtolas; cremoso de pistachos tiernos; huevos rotos con
brotes de coliflor. 36 €. Unos de corte más innovador y otros platos claramente tradicionales ( así lo indica en la carta) como los callos y morro de ternera a la catalana. 25 €.

Nosotros nos decantamos por un menú degustación que consistía en lo siguiente:




 
 Los Snacks enplatados de forma espectacular como pequeños bocados de comida minimalista jugando con colores y textura, algunos de ellos eran tan pequeños como inapreciable su sabor.

Después seguimos con el aperitivo; Ensalada de Higos con sabor a mar. Buenísimo, una ensalada de berberechos , percebes y otros moluscos sobre un lecho dulce de higos.

Los platos seguían todos el mismo patrón en su presentación. Llevando al extremo la presentación del plato principal y la guarnición sirviéndolos en platos separados ( tres platos por presentación). Proporcionado más diversión a la hora de comer aunque algunos de los platos quedasen fríos en cuanto a condimentación. Es el caso del salmonete, presentado únicamente en el plato con su trazo verde, resultaba sabroso pero un poco “ cojo”. Me gusto mucho el cordero confitado en sobrasada. No se si será una receta tradicional o una ocurrencia de Ramón. El cordero toma un toque de sobrasada muy suave que le da un carácter muy interesante. La presentación de los quesos”cocinados” me resulta a veces forzado siendo de destacar el plato elaborado con el queso de las garmillas por su delicadeza.

La dulce espera me resulto excesiva sabiendo que después llegaban los postres, Esta dulce espera consistía, al igual que los snacks, en pequeñas porciones de postres muy elaborados pero que debido a su pequeño tamaño también difícil de saborear.

El Servicio, compuesto por gente muy joven, fue correcto aunque falto de trato, más próximos a un androide que a un camarero donde se va disfrutar. Demasiado encorsetados en sus estrechos trajes.

La carta de Vino no es muy extensa aunque se agradece que tenga varías añadas de algunos vinos. Tiene una buena selección de vinos extranjeros y yo me decante por un Cornas del 2006 de A. Clape. Bien presentado, es un vino de volumen aromático con diferentes capas; sotobosques, eneldos, especiados. Lapicero y terroso, tipicidad de la shyra y bayas de arandanos. Goloso pero no pastoso. Muy bueno.



Antes de entrar, consulté si se podía fumar. El local es de fumadores pero me indicaron que si quería fumar un cigarro puro tenía que esperar a que acabasen los demás clientes. No lo entiendo, estamos desterrando lo más apetitoso de la gastronomía: la tertulia. De todos modos iba provisto de mi inseparable partagas serie D nº 4 para encenderle en cuanto acabase el último bocado el último comensal. Para mi sorpresa ví que en la entrada, el restaurante tiene una amplia terraza, para tomar la copa y el puro, disfrutando de las noches veraniegas de Madrid.( haberlo dicho antes hombre y no me hubiese llevado ese mal trago.) Disfrute mucho en la terraza con la compañía, el cigarro y un refrescante gin tonic de London Gin. Disfrutamos tanto que nos cerraron los otros dos garitos que teníamos pensado ir después de cenar,

pero bueno, valió la pena.
la minuta



Juanp@

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